La frustración es una situación que se experimenta cuando no se logra el objetivo deseado. Desde la mínima frustración cotidiana ("Ufa, se me fue el micro") hasta las mas significativas ("Tengo que dejar el cole, debo trabajar para ayudar a mi familia"), implican un aprendizaje.
Es importante para el desarrollo de la personalidad aprender a superar frustraciones, ya que la tolerancia es lo que posibilita emprender nuevos objetivos, no desalentarse ante los fracasos es una forma de madurar. La mayor o menos tolerancia a las frustraciones expresa el grado de equilibrio emocional de una persona.
La frustración es una experiencia emocional desagradable que al comienzo desorganiza la conducta "¿Y ahora que hago?", produce una paralización transitoria hasta que se toma una desicion que pasa a ser una nueva motivación relacionada con otro objetivo, presumiblemente ligado al primero: "Bueno, no aprobé esta vez, me preparo para la próxima".
Los obstáculos para conseguir lo que deseamos pueden ser internos, si dependen de uno mismo, o externos, cuando se deben a otras personas o circunstancias.
No todos los autores considerar que tolerar una frustración brinda una nueva oportunidad para madurar, por el contrario, hay otra forma de entender esto que afirma que toda frustración es seguida de algún tipo de conducta agresiva o violenta, a esto se le llama "frustración-agresión". Este tipo de respuesta no necesariamente se reflejan en una conducta agresiva para con los demás, la agresión puede ser autodirigida (asumiendo el carácter de culpa). Algo común: caerse en la calle y empezar a decir malas palabras. Algo común y mas grave: pierde el partido su cuadro favorito y la hinchada rompe todo a su paso. Hay quienes explican la violencia en la sociedad como consecuencia de la frustración de algunos sectores de la población, sin embargo esto no es suficiente porque existe una multiplicidad de variables.
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