viernes, 1 de junio de 2012

Psicoanálisis y sociedad.

El último siglo ha producido cambios sociales y culturales tan sustanciales que ha hecho que el contexto que dio lugar al nacimiento del psicoanálisis sea absolutamente distinto del actual y que más allá de la vigencia de los descubrimientos Freudianos, en especial la certeza del funcionamiento del inconsciente, los malestares sociales actuales son otros como así también los síntomas de las enfermedades mentales.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, varios psiquiatras y psicólogos norteamericanos tomaron en consideración algunos aspectos de la teoría psicoanalítica, en especial la estructura del aparato psíquico y la importancia de las experiencias infantiles en el desarrollo posterior, los factores sociales y las relaciones interpersonales como agentes modeladores de la personalidad.
Los representantes más conocidos de este pensamiento son Karen Homey, Henry Sullivan y Erich Fromm, quienes consideraron que el modo de vivir de una sociedad es el resultado de complejos factores históricos, sociales, económicos y psicológicos que se manifiestan en conductas e ideas que inciden en el niño a través de su familia, la escuela y todos los grupos sociales de los que forma parte. Fueron llamados culturalistas. 
Desde las últimas décadas del siglo XX el psicoanálisis confluyó con otros campos disciplinarios para intentar abordar con mayor claridad los lazos sociales de un mundo contemporáneo posmoderno de creciente complejidad. 
La subjetividad actual está atravesada por nuevas lógicas culturales y sociales que obligan a replantear qué es lo nuevo, qué es lo viejo, qué es lo malo, qué es lo bueno, qué es ser joven, o qué es ser viejo, cuestionamientos habituales en una época que ha dejado de sostener creencias y valores certeros y busca aún significaciones válidas. 
El psicoanálisis es una disciplina vinculada con todo el quehacer humano, como toda teoría científica se propone analizar cada momento socio-histórico desde la perspectiva que esa realidad señala y por eso es que se producen nuevas explicaciones para entender los lazos vinculares y las maneras de comprender cómo se vive en la complejidad del siglo que ha comenzado.
Por otro lado, hay quienes señalan que "el mundo ha entrado al psicoanálisis a través del diván" pero aún falta para levantarlo del diván y sacarlo al mundo, resignificando sus aportes teóricos y clínicos.

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